jueves, 12 de enero de 2017

Cómo llegué hasta aquí

A los 16 años pensaba egresarme y estudiar periodismo. En realidad, me imaginaba siendo locutora de radio, hablando de la vida con la gente, escuchando y compartiendo música. Pero en 4° año de la escuela secundaria tuve la materia Psicología y quedé apasionada. Las materias humanísticas me resultaban fáciles de estudiar. 


A la semana de haber terminado la escuela empecé a trabajar, ya quería tener mi plata para poder manejarme libremente. Empecé el CBC de Psicología en la UBA y paralelamente incursioné en las danzas. Tomé clases de danza jazz, contemporáneo, clásico, hip hop, salsa, afro, gimnasia. Todas me daban curiosidad hasta que me decidí a bailar hip hop. Ahí podía identificarme con una energía especial. Me veía en la necesidad de exteriorizar. Aplicada y responsable pero también aventurera, nunca dejé de divertirme, viajar y conocer distintas realidades. Sin estructuras, sin prejuicios, sin miedos. 

Mi tiempo se repartía en el trabajo, las danzas y la facultad. Siempre estuve muy segura de mi carrera, pero el baile me apasionaba cada vez más. Me despojé de mi trabajo rutinario de oficina, de mi monoambiente alquilado y de mis pertenencias. Necesitaba salir del encierro que implicaba todo esto y volar. Decidí recibirme, probar otros paisajes, otros rumbos, y así fue como viajé a México en busca de una nueva vida. Llegué a un pueblito y lo sentí como un viaje en el tiempo. Después de tres meses viviendo con un par de dólares, llegué al caribe. Ese mismo día conseguí trabajo como bailarina y me di el gusto de llevar una vida diferente a la intensiva y acelerada que tenía acá. Trabajaba menos horas, cobraba más dinero por el lujo de danzar y el resto de las horas disfrutaba del mar. Sin vergüenza me acerqué a “El Roto”, el doble de Michael Jackson, y me ofrecí bailar en su compañía. 

Pero uno siempre extraña sus tierras, sus afectos, sus códigos. Me aburría y necesitaba de mi Buenos Aires querido, de mis charlas con amigos, del cine y del teatro que en la isla no encontraba. Luego de haber cumplido un sueño, regresé y me dije “tengo un título, ahora es hora de ejercer”. Como había realizado talleres de teatro antes de irme, quise empezar a estudiar actuación. Recuerdo llegar y levantar el teléfono para anotarme con mi anterior profesor de teatro. 

Decidí formarme profesionalmente como actriz, mientras me afianzaba en mi trabajo como psicóloga. Desde ese día hasta ahora no paré y las oportunidades se me fueron dando para subir a las tablas. Me formé con Lautaro y Natacha Delgado, Miguel Forza de Paul, Emilia Mazer, Escuela “El duende” de Agustín Alezo, Lizardo Laphitz y Claudio Ferrari. 

Paré un tiempo por mi maternidad y cuando Luna, mi hija, cumplió su primer año retomé las tablas nuevamente. Durante el 2016 me dediqué a la actuación ante cámara y me fui descubriendo como actriz. Explorar diferentes personajes me permitió encontrarme y adquirir mayor seguridad y confianza. Trabajé en obras clásicas como Lorca y Moliere, también en varietés y sketches de humor. Empecé a escribir un proyecto fílmico y atravesé la experiencia de dirigir. El broche de oro fue el estreno de “Tres de copas… Un ensayo”, una obra de género grotesco que me cierra por todos lados. Mérito de haber atravesado un casting entre muchísimas actrices. 

Me apasiona actuar. Me atrae dirigir y escribir, estos últimos son mis nuevos objetivos para seguir formándome. Aprendí con el tiempo que mis carreras de Psicóloga y actriz se enlazan entre sí y que el arte, como forma de expresión, sana el alma. Siento que esta es mi forma de transformar el mundo.

Ahora comprendo que elegí mi propio camino y cuando digo que soy quien decidí ser es porque aquella locutora de radio, que soñaba con escuchar a la gente, ahora se dedica a escuchar a sus pacientes y a sus personajes, y así responder, o acaso preguntar cada vez más, desde su cuerpo, su mirada, su palabra y su corazón. Esta sensibilidad hacia los demás y hacia la vida nunca quisiera que desaparezca. Gracias a la fuerza de mi hija y a la familia que creé siento que ser madre no me imposibilita, me impulsa a seguir descubriendo al mundo y a mí misma.